Botones de ascensores, botones de semáforos o botones de termostatos… En la era de lo táctil, el botón podría haber perdido su sentido. O al menos el sentido que comúnmente le atribuimos. No es que no tengan sentido, porque como descubrirás, estos botones podrían tener, desde el punto de vista de la psicología, más sentido del que muchos hubiéramos imaginado. Pero a efectos prácticos, muchos de los botones que comúnmente utilizamos son literalmente un engaño para nuestro cerebro. Dicho todo esto, es momento de hablar del engaño del siglo, los botones placebo…
¿Qué son?
Los botones placebo son botones disfuncionales que aparentan ejecutar alguna acción pero que en realidad se limitan al denominado efecto placebo, brindando una sensación de control al usuario que lo utiliza.
Semáforos que no entienden de aforos
Y si bien los semáforos no son objetos pensantes, se imagina uno que por lo menos responden a nuestras órdenes pero en muchos casos ni eso. Pero en estos, lo que generalmente ocurre es que la acción está pronunciadamente desfasada. Hay por tanto una latencia entre la señal nuestra y la respuesta. Por tanto, no es un semáforo completamente disfuncional. También es lógico que en un semáforo, la acción de cambiar la luz no puede ser inmediata, sin embargo, si se pueden reducir los tiempos de espera y en ese sentido, la mayoría de los semáforos si cumplen. ¡Pero hay casos en los que ni eso!
Estudiando los semáforos
Nueva York
Para contrastar todo esto, se ha de destacar un estudio del año 2004 realizado por el popular diario New York Times donde tras analizar la ciudad que le da nombre, se descubrió que de los 3250 botones de las intersecciones de la ciudad, la friolera de 2500 no eran funcionales. Es decir, el pulsado de los botones no tenía ningún efecto sobre el cambio a verde/rojo.
Reino Unido
Y lo mas curioso, es que 9 años después (2013) la BBC comprobó que no solo era Nueva York, sino que en Reino Unido también se producía este fenómeno, o digamos, no se producía…
Aclaración
En este último caso, se pronunció el organismo responsable del sistema de transportes de Londres (Transport for London) y aclaró que el botón era inútil, sí, pero tan solo durante el día. Por la noche, desde las 00:00 y hasta las 7:00 de la mañana este si que sirve para detener el tráfico.
Ascensores americanos
Y sí, como podrás imaginarte, los ascensores americanos repiten en esta vagancia que parece una moda. Y en este caso, es la propia industria nacional del ascensor quién confirma que la mayor parte de los botones implicados en el cierre de puertas de los ascensores no son funcionales.
Termostatos de oficina
Y sí, los termostatos tampoco se salvan. Según un artículo del The Wall Street Journal de 2003, la mayoría de los termostatos de oficina son más falsos que los billetes de 400 euros. Son meras réplicas que nuevamente logran brindar la agradable sensación de control al usuario.
La psicología de los botones placebo
La esencia detrás de la psicología de estos botones se puede resumir en que «Hacer algo siempre sienta mejor que no hacer nada»… Un aura de un ¿Y si funciona? acompaña además… La ilusión de tener control, bien es sabido que contribuye a un placer o bienestar. Y el presionar un botón es una sensación muy fuertemente vinculada al control y para esa mitad de la población que se pone molesta al estar falta de control podría tener un sentido… Tan sólo hay que imaginarse los botones de los famosos fidgets cubes y su utilidad. Al final, incluso especulando un poco, se puede introducir dentro de las sensaciones satisfactorias el hundir el dedo en un botón. Y aquí si que me resultaría difícil abstraer las razones exactas, no me preguntes porque… sólo puedo decir que relaja.
Reflexión final
Puede que este artículo te haya resultado eso mismo, un simple contenido disfuncional pero espero que sepas percibir el placebo… créeme que en algún momento este conocimiento te dará alguna conversación de semáforo y quién sabe si gracias a eso conozcas al amor de tu vida…