Con un nombre de envidia para los que presumen de nombres largos. Con un nombre que parece que hubiera sido bautizado con el agitar de la cascada misma, removiendo todas las letras a corriente libre, Seljalandsfoss es sinónimo de esplendor y a continuación entenderás el porqué…
En la tierra del hielo y el fuego, cada fenómeno natural parece ser la furia artística de una deidad. Seljalandsfoss no se salva…
La cascada
Un salto de agua de nada menos que 60 metros dónde las aguas de el río Seljalandsá, «el río líquido» se lanzan con fuerza en lo que antaño fue una escollera sobre el océano y marcando el límite geográfico entre las denominadas Tierras Altas y el resto de Islandia. Todo dentro de un panorama excepcional donde cielo y tierra armonizan y dejan de manifiesto un espectáculo de color, donde el verde con su destello brillante de vida y el cielo azul absorbente acaban por hipnotizar al espectador.
Esta cascada puede ser contemplada desde su interior, y desde su parte superior… Una pequeña travesía indispensable para el viajero. Eso sí, recomendable es ir protegido contra la abundante humedad, pues nuestros dispositivos electrónicos podrían no disfrutarla tanto. Y quizá nuestros cuerpos tampoco.
¿Cómo llegar?
Para llegar a este tesoro natural (afortunadamente no tan recóndito) y partiendo desde la capital, Reikiavik debemos tomar la carretera número 1 y seguirla contemplando los paisajes islandeses hasta que, aproximadamente en el kilómetro 127, nuestra embobada vista por los seductores colores de Islandia interceptará a la distancia la cascada, pues se ve desde la carretera misma y encontraremos un estacionamiento gratuito así como algunos servicios básicos como un puestecito de comida rápida, ya sabéis, algo esencial.
¿Estás listo para la aventura? Desde CAOXMOS continuaremos importando conocimiento de los lugares más bellos que esconde y a veces escandaliza nuestra joven Tierra.