Se sabe que el planeta está allí pero hay algo que falla en los cálculos científicos. Todo un dilema científico con el que ha desafiado el satélite de la NASA TESS destinado precisamente a la caza de esta especie de exoplanetas.
Hallando sistemas planetarios
Recientemente comentamos en mas profundidad los tres laureados con el premio Nobel de Física. Michel Mayor y Didier Queloz con su descubrimiento de «Dimidio» marcaron un punto de inflexión en la búsqueda de nuevos mundos. Pero hoy ya no parece ser un hito científico esta clase de descubrimiento. Pero no por haber mas volumen el sonido es peor… La canción puede ser igual de buena, o mejor. Hoy, con esta noticia daremos fuerza a esta última afirmación. Y es que uno de los instrumentos que han masificado y aumentado abismalmente el volumen de hallazgos ha traído con uno de sus descubrimientos un interesante dilema científico.
La publicación y los pajaritos interestelares
Publicado el martes 29 de octubre en el número 1 del volumen 885 de la revista científica The Astrophysical Journal, se describe como el team del Instituto de Astrofísica e Ciencias del Espacio (IA) se dedicó al estudio de un dúo singular que componían las estrellas HD 212771 y HD 203949. Dos gigantes rojas que parecen ser las anfitrionas de sistemas con exoplanetas. Todo esto ha sido silbado sútilmente por un pajarito interestelar. Se trata de un pajarito cuyas oscilaciones han sido detectadas por TESS.
TESS, una bestia de la sensibilidad
TESS es un instrumento muy avanzado y especializado en esta labor, sus detecciones tienen una sensibilidad estratosférica, casi literalmente. Pues es capaz de detectar las pulsaciones suaves presentadas sobre la superficie estelar. HD 212771 y HD 203949 son dos maduras estrellas que en su edad conservan la valiosa sabiduría para ceder a los humanos acerca de como evolucionan y maduran los sistemas planetarios. Se trata pues del laboratorio de pruebas excelente para conocer mas en profundidad estos oportunos sistemas planetarios.
El estudio
Tras un estudio profundo de ambas estrellas gigantes rojas, y sirviéndose de la asteroseismología pudieron determinar valores como la masa, la edad o el tamaño. Los científicos llegados a este punto pusieron el punto de mira en HD 203949, pues surgía una duda y la duda despertaba la máxima de la cognición científica… ¿Cómo?¿Cómo este exoplaneta podía haber resistido al período previo a la gigante roja? Cabe aclarar que en el proceso evolutivo o madurativo de una gigante roja estas presentas una muy pronunciada fase expansiva. Y en este caso en concreto la fase hubiera, según los cálculos, engullido salvajemente al exoplaneta. Pues su órbita actual estaba dentro de ese radio de acción expansivo. Que gran dilema…
Conclusiones
Una cooperativa activa
Vardan Adibekyan, coautor del estudio, ve mas allá del dilema. Ve como esta disyuntiva a despertado un amor latente. Una cooperación entre dos campos, un vínculo mas cercano de lo aparente. Se trata de la unión entre la astrofísica estelar y exoplanetaria y como su cooperativa es el triple de poderosa. La composición de la disyuntiva se podría sintetizar en que desde la astrofísica estelar resulta imposible la presencia del exoplaneta en su presenta distancia orbital y condiciones, pero rompiendo instintos encontramos a la astrofísica exoplanetaria que nos demuestra que el exoplaneta está allí, todo un superexoplaneta!
De la disyuntiva a la cooperativa
Pese a este choque dispersa intrigas, existe una teoría que brota de abundantes simulaciones numéricas de gran extensión. Según esta teoría las bruscas mareas de la estrella podrían haber desplazado la órbita del planeta originalmente mas exterior hacia la casi imposible posición actual.
Todo este estudio deja conclusiones interesantes. El «amor» y vínculo anteriormente mencionado entre las dos disciplinas se extrapola también a sus análogos astros. Pues estrella y exoplaneta no son elementos independientes sino que crecen y maduran juntos.